El
investigador del Instituto de Geofísica (IGF) de la UNAM, Jaime Urrutia
Fucugauchi, afirma que el núcleo interno de la Tierra, esfera sólida, viscosa
de hierro y níquel que se ubica en la parte central y más profunda del planeta,
crece cerca de un milímetro cada año.
El
núcleo fue descubierto en 1936, por la sismóloga danesa Inge Lehmann, quien se
percató que las velocidades de transmisión de las ondas sísmicas que cruzan el
interior de la Tierra tenían una pequeña variación. Calculó estas variaciones y
así encontró que dentro del núcleo había otro más pequeño, el interno, ambos
con características distintas.
A
esta parte interna del planeta le rodea el núcleo externo, una zona líquida con
un radio de dos mil 100 kilómetros, comparable a un océano que tiene hierro en
vez de agua, de ahí se indica que el núcleo interno presenta un radio de mil
220 kilómetros, que con el paso del tiempo se hace más grande, añadió el
ingeniero geofísico.
La
forma de explicar dicha situación es que, “en el momento que las ondas entran
al núcleo externo, la velocidad disminuye, porque es una zona de baja
velocidad, donde viajan más lento, pero luego se vuelven a acelerar en la fase
sólida lo que provoca el aumento del núcleo interno así como la rotación del
mismo q oscila de 0.1 a 0.3 grados por año”, detalló Urrutia.
La
estructura terrestre continúa con el manto, la capa intermedia y más extensa
del globo, que constituye un 83 por ciento del planeta, con un grosor de entre
dos mil 800 y dos mil 900 kilómetros, y donde se generan las fuerzas internas,
como la deriva de los continentes, la expansión de los océanos y la ocurrencia
de terremotos.
Estos
resultados para los investigadores aportan información importante sobre la
evolución química de la Tierra, cómo opera el campo magnético en el interior y
cómo funcionan los tiempos de viaje de las ondas sísmicas en los temblores.