Arqueólogos
mexicanos descubrieron una ofrenda mortuoria maya, dentro de un cenote
localizado a 2,300 metros de la pirámide El Castillo, en Chichén Itzá, Yucatán.
Según
expertos del el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la
ofrenda pudo haber sido depositada en la época prehispánica como ritual de
petición de lluvia en los siglos IX y X, cuando los mayas padecieron dos
periodos de sequía en la región.
En
el sitio se hallaron las osamentas de al menos seis individuos probablemente
sacrificados durante un par de intensos períodos de estiaje, asimismo se
encontraron objetos de cerámica, cuentas de jade y concha, cuchillos de
pedernal y huesos de animales.
El
arqueólogo Guillermo de Anda indicó que cualquiera que haya sido la razón del
ritual, "es claro que las personas no eran arrojadas desde la superficie,
sino colocadas en las paredes del cenote".
Una
de las hipótesis generadas por los investigadores es que los individuos
depositados de esa manera pudieron haber sido sacrificados y depositados en el
recinto.
De
Anda, quien ha llevado a cab o
esta labor de investigación, informó que el descubrimiento es "un símil
del Cenote Sagrado de Chichén Itzá, el más importante de la región".
