Se
ha producido una réplica de 6,4 en la escala de Richter en la zona afectada por
el tsunami. La situación de la central nuclear de Fukushima ha empeorado
después de la explosión del reactor y estos hechos han disparado las alarmas al
liberarse a la atmósfera dosis elevadas de radiación.
La
Organización Meteorológica Mundial (OMM) indica que los vientos alejarán la
radioactividad hacia el mar, alejándola de la costa; sin embargo la contaminación
radioactiva se puede incorporar a la cadena alimentaria en el mar.
La
nube radioactiva se irá depositando de manera directa o a través de lluvia para
introducirse en la cadena alimentaria.
En
estudios realizados con radioactividad artificial se ha observado que los daños
no se manifiestan de manera inmediata sino que se incorporan alteraciones en
los cromosomas, los cuales son observados en las crías en forma de
degeneraciones genéticas y podrían llegar al hombre como alimentos
contaminados.
La
radiación en torno a la central se ha incrementado desde el sábado, cuando un
fallo del sistema de refrigeración obligó a liberar vapor radiactivo de forma
controlada, pero los crecientes problemas en los reactores añaden mucha
incertidumbre.
La
OMM ha declarado que el nivel actual de radiación que existe sobre Japón supone un riesgo para la salud, pero destaca
la buena gestión que están llevando a cabo las autoridades de Japón.