Un
grupo de científicos han demostrado que
las vibraciones en el oído interno continúan después de haber terminado el
sonido, actuando posiblemente como una especie de memoria mecánica de sonidos
recientes.
La
memoria mecánica supone la capacidad para reproducir exactamente aquello que se
ha memorizado y consiste en recordar la información repitiéndola varias veces,
otorgándole sentido.
Los
resultados del nuevo estudio podrían brindar información sobre otros aspectos del
sistema auditivo, como por ejemplo, el motivo por el cual algunos intervalos
entre sonidos sean demasiado breves como para que el oído humano los perciba.
El
proceso que se lleva a cabo para que la retención de las vibraciones auditivas
se realiza a través de la estructura llamada cóclea (caracol), que sirve como
órgano auditivo. La cóclea es una estructura llena de líquido que contiene una
membrana basilar y células asociadas que captan vibraciones originadas en la
membrana basilar por los sonidos. Estas células, por su parte, envían
información auditiva al sistema nervioso.
Las
vibraciones de la membrana basilar hacen que algunas de estas células respondan
produciendo fuerzas que aumentan la sensibilidad auditiva y la selectividad de
frecuencias a través de mecanismos que no se conocen del todo, pero que provoca
que éstas queden almacenadas.