Se han descubierto una nueva
clase de supernova, hasta el momento la más brillante que las de tipo de “Ia”, aquellas que se producen
por la violenta explosión de una enana blanca.
La radiación electromagnética
observada en todas las supernovas conocidas hasta ahora se explican a partir de
tres fenómenos:
- La radiactividad emitida por elementos recién
sintetizados (habitualmente níquel),
- El calor liberado por la explosión
- La interacción entre los desechos de la estrella y
su entorno, rico en hidrógeno.
Sin embargo las propiedades de
esta nueva supernova no se explican a partir de ninguno de esos tres procesos, pues
a diferencia de las conocidas hasta ahora, no muestran trazas de hidrógeno y
emiten un flujo significativo de luz ultravioleta durante largos periodos de
tiempo.
Precisamente esa luz
ultravioleta, que ilumina el entorno de la supernova, permitirá a los
científicos investigar regiones del espacio muy distantes, donde tiene lugar la
formación estelar, así como galaxias primitivas.
Con base a ello, los
científicos observaron un aumento de la luminosidad de los restos de la
supernova a partir de 2001, lo que han atribuido al calor producido por los
rayos-X que se generan debido a la interacción entre el material expulsado y el
entorno de la estrella.