Hoy en día las enfermedades
de la piel son muy comunes, sin embargo, muchas de estas presentan una etiología
desconocida y debido a ello son resistentes a los tratamientos convencionales;
una de tantas enfermedades presentadas en la piel es la parapsoriasis, término
que se aplica a un grupo de erupciones escamosas o maculopapulares, (lesiones
dermatológicas).
Las lesiones tienen
apariencia psoriática y liquenoide, pero la enfermedad es diferente de la
psoriasis, liquen plano, u otra dermatosis reconocida. La nomenclatura
propuesta divide a la parapsoriasis en dos subgrupos diferentes, pitiriasis
liquenoide y parapsoriasis en placas (placas pequeñas y grandes).
La primera es un desorden
cutáneo bastante raro, que se presenta en sus formas aguda y crónica. Aunque
puede aparecer a cualquier edad, es más frecuente en niños y adultos jóvenes. La
zona afectada principalmente es el tronco y la parte proximal de las
extremidades (muslos y brazos). La variante aguda se caracteriza por la presencia
de numerosas pápulas (lesiones) con vesícula central, la cual se vuelve
purpúrica y necrótica.
La segunda es un trastorno benigno,
que rara vez progresa; la enfermedad de pequeña placa dura varios meses a años
y puede resolver espontáneamente y la enfermedad de la placa grande es crónica,
y es importante que se lleve a cabo un tratamiento para prevenir la progresión
de linfoma de células T cutáneo (LTC).
Debido a la variación de
estas enfermedades cutáneas es necesario acudir con un dermatólogo para que se
valoren estos casos y se de el tratamiento adecuado, el cual puede incluir
emolientes, preparaciones tópicas de alquitrán o coticosteroides.